Sarah prefiere correr

Sarah préfère la course (Canadá, 2013) dirigida por Chloé Robichaud.

No todas las películas con corredores pueden dividir al público entre los que entienden la pasión de correr y los que no. Pero tal vez Sarah prefiere correr sea una de esas películas que según el punto de vista del espectador puede cambiar mucho la relación con la historia y sobre todo con el personaje. He leído críticas de colegas y me ha sorprendido lo lejos que están de entender lo que pasa por la cabeza de un corredor. Esto altera en gran parte la lectura del film, aunque en definitiva, cada mirada implica una interpretación diferente del material de origen. Sarah prefiere correr no es solo un título, es toda una idea. No sólo soy crítico de cine, también soy corredor. Y como corredor, puestos a elegir, siempre prefiero correr. La protagonista de esta película tiene un deseo, una ambición de logros deportivos, pero por encima de cualquier otra cosa, ama correr.  Sarah es una joven estudiante muy tímida y de pocas palabras. Introvertida, pero con unos ojos enormes que parecen registrar cada detalle, ella tiene como objetivo alcanzar el nivel necesario para formar parte del equipo nacional de Canadá. Su timidez es absoluta, pero su deseo de correr es tan profundo que encuentra coraje y osadía para emprender cualquier camino que le permita llegar a su objetivo. Esa obsesión, dirán algunos, esa pasión, diremos otros. La película logra trasmitir algo que muchas veces el cine no consigue, mostrar la apasionada convicción a la cual una persona se aferra aun teniendo un perfil bajo. Sarah no tiene resuelto absolutamente nada en su vida, pero sí sabe que prefiere ir a la pista y correr. Sarah dice en un momento: “Hay cosas que no puedo controlar, pero hay cosas que sí. Como correr. Correr depende todo de mí. Es difícil encontrar alguna otra cosa que me provoque el  mismo efecto.” La pieza clave para que la directora logre plasmar su gran película es la indiscutible presencia de la actriz protagónica, dentro de un elenco particularmente brillante. Sophie Desmarais, ganadora del premio a la mejor actriz en el BAFICI 2014, le da vida a un personaje inolvidable. Su expresiva mirada, sus dudas e inquietudes expresadas en pocas palabras, pero con muchísima fuerza y claridad a través de su rostro. Ella y la directora se complementan, porque con la cámara de Robichaud, podemos también adivinar los pensamientos de Sarah y meternos un poco en su mundo interior. Volviendo al inicio, digamos que para aquel que no corre, Sarah prefiere correr es la historia de una pasión, pero para quienes amamos correr, es mucho más la historia de nuestra pasión. Preferimos correr, porque como le ocurre a Sarah, correr es algo que depende completamente de nosotros.