Patagonia Run 2015

No podemos correr todas las carreras que existen en el planeta. Lo escribo y no lo creo, pero sé que debo aprender a aceptarlo. Al menos podemos intentar correr la mayoría de las que se hacen en nuestro país. ¿Sabén qué? Tampoco eso es fácil. El calendario se llena de carreras y uno debe elegir. El año tiene doce meses y no se puede correr todo. Por eso es muy valioso escuchar a los demás corredores, averiguar cuáles son las mejores según la opinión de los que aman correr. Aunque parezca mentira, yo nunca había corrido la Patagonia Run, o mejor dicho, la Patagonia Run Mountain Hardwear. Muchos amigos habían ido y habían quedado encantados. Pero mi calendario de carreras de calle lo hacía imposible. Este año tuve el espacio y gracias a la generosidad de los organizadores, pude ser parte de esta gran carrera. Ahora puedo decir que no solo tiene fama de ser una gran carrera, sino que es verdaderamente una gran carrera.

La carrera se desarrolla en San Martin de Los Andes, una ciudad bellísima, que gracias al running he tenido la suerte de visitar ya varias veces. Las distancias lo cubren todo. 10, 21, 42, 70, 100 y 120 kilómetros. Hay para cada gusto y estilo. Los novatos en la aventura o aquellos que –como yo- querían correr algo rápido o no tenían tampoco la preparación para algo mayor, podían elegir los 10 Km o los 21 Km. Tres semanas atrás yo había corrido 50 Km de aventura, solo acepté correr 21 Km porque quería conocer la Patagonia Run. Mi entrenador me autorizó, así que fui confiado. Con mayor entrenamiento y con ganas de hacer un 42 Km de trail running, muchos apostaron a esa distancia equivalente al maratón. Ya para apostar a la ultra, estaban los de 70, 100 y 120 Km. ¿Es siempre más difícil correr más distancia? No, no es así. Pero alguien puede llegar a un 21 Km sin mucha experiencia y con una carrera no muy buena llegar a la meta. Cuanto más larga es la distancia, menos probable es sobrevivir a la improvisación. Mi consejo es que si desean correr alguna vez 120 Km, primero hagan los 10, los 21, los 42, los 70 y los 100. No en cinco años necesariamente, pero sí probarse poco a poco. No quemar etapas no solo es sentido común, es una forma de aprendar más y disfrutar a fondo el running. No se trata de llegar “como sea”, hay que respetar las distancias, a los organizadores y al deporte. Un 10 Km de aventuras muchos lo consideran demasiado breve. ¡10 Km! Yo he corrido 10 Km, 12, 16, 20, 21, 25, 28… Ninguna distancia es breve, depende del terreno y de la velocidad. Y depende de cada corredor, obviamente. La fiesta empezó a las 21.30 hs, cuando de la Plaza central de SMLA salieron los corredores de 120 Km. Con todo mi running team fuimos a alentar a los valientes que iban a correr toda la noche y gran parte del día siguiente. La fiesta había empezado.

Como dije, yo elegí los 21 Km, no sabía si iba a estar bien, si no me iba a cansar demasiado. La semana previa me sentí bien, recuperado de la ultra, pero nunca se sabe del todo. Decidí ir para conocer, más allá de que pudiera rendir o no. De todo tomé nota, de las acreditaciones, de la charla técnica, de la claridad de toda la organización, y demás detalles. Todo impecable, la organización es espectacular. Solo faltaba lo más importante y en definitiva lo único que no puede fallar, la carrera. La carrera sale del cuartel del ejército, lo que puede ser un poco incómodo para los corredores, pero muchísimo mejor para la carrera. Además se puede disfrutar de hidratación, algunas cosas más para comer (yo no comí nada, ni tomé nada, pero está la opción) y mantenerse caliente hasta ir a la largada. El clima en San Martin de Los Andes no podía ser mejor. Ideal para correr. Incluso alguna lluvia de los últimos días había bajado un poco la cantidad de polvo que unas semanas atrás era terrible. El otro clima, el de los corredores, era una fiesta. Pocas veces me sentí tan relajado antes de una largada. En la partida había varios conocidos. Eugenio Bulygin, que ya había corrido esta carrera, Edu Ruiz, quien iba por todo –y yo lo tenía como parámetro para correr- y María Paula Ren, compañera de varias carreras en equipo. Los cuatro en la largada junto con 720 corredores. De todas las categorías, los 21 Km eran los más numerosos. El lujo extra: Martín Fiz, el extraordinario maratonista español, invitado especial, corría también los 21 Km. Eso es lo que tiene el running, ¡estábamos todos juntos en la misma carrera! Sabíamos que el sendero comenzaba pronto, así que nos había dicho que no perdiéramos tiempo en los primeros metros. Así salimos, desaforados, para no embotellarnos en el sendero. No nos embotellamos, pero muchos de nosotros empezamos a trepar con el corazón que se nos salía por la boca. Con sensación de ahogo corrí ese comienzo de senderos. Algo decepcionado, sintiendo que no estaba bien de energía. Luego entendí que a casi todos nos pasaba lo mismo. Varios me pasaron, pero para pasar hay que gastar más energía, así que había hecho bien en arrancar fuerte.

Cuatro kilómetros corrí ahogado. No era cómodo, era muy molesto y angustiante. Pero luego vino el kilómetro cinco, y luego el seis. A medida que pasaban los kilómetros me empecé a sentir mejor. Lo bueno de correr 21 Km es que pasar la mitad de la carrera no lleva tanto tiempo, entonces luego de haberme hidratado en el primer puesto, mi energía estaba intacta. Decidí correr sin mochila y sin botellas. Por primera vez aposté a eso y me fue bien. Es linda la sensación de correr liviano y trepar sin mochila. Martin Fiz dijo que la carrera era de una dificultad media y estoy de acuerdo, aunque para él dificultad media es menos difícil que para la mayoría. Tiene trepadas duras pero no tanto y unas muy lindas bajadas técnicas. Aun en los 21 Km los paisajes son increíbles y el recorrido no es rutinario. Cuando llega el momento de bajar llega el momento de la verdad. Ahí yo empecé a pasar gente y la angustia del comienzo se convirtió en alegría al final. Ya habían anunciado que eran 22 Km y no 21 Km, así que yo iba calculando, como el resto, esa distancia. Pasaba gente, lo que siempre motiva, y seguía bajando. Me crucé con algunos amigos de los 42 Km y subí la velocidad en las bajadas finales. Muy linda esa parte, muy divertida. Para los corredores que tenemos muchas carreras de calle, ese momento fue el momento de pasar a cuanto corredor aparecía. Yo tenía a mi amigo Eduardo Ruiz adelante, no sabía cuan adelante, pero estaba seguro de que él, al igual que yo, bajaría con todo. El único momento feo de la carrera fue cuando al terminar la bajada nos esperaba un kilómetro más, yendo hacia el lago antes de llegar al centro. Había que hacer de tripas corazón y concentrarse. Luego la llegada en sí misma era hermosa. Llegué con todo lo que me quedaba, feliz. Hermoso debut en los 21 Km de aventura de la Patagonia Run. Luego me enteré que había hecho podio en mi categoría. En la llegada estaba Edu. El salió en el puesto 11 de la general y yo en el 12. Esperamos a algunos amigos más, Eugenio y Paula, que llegaron también felices. Pero más allá de mi relato personal, y mi carrera, yo quería seguir viviendo la carrera. Y así lo hice.

Luego de la ducha y el almuerzo volví a la llegada. Desplegué sobre una valla la bandera de CorrerAyuda, mi running team, y esperé a amigos y alenté a conocidos y desconocidos. La llegada en sí misma es un lugar para el corredor, al menos eso pienso yo. Así que mi lugar fue cien metros antes de esa llegada. Vi llegar a gente de 10, 21, 42, 70, 100 y 120 Km. Estuve cuatro horas disfrutando de esas llegadas. Una vez más, grité, alenté, lloré, me reí, pasé junto con esos corredores por todas las emociones. Todo lo que amamos del running está ahí, todo lo que conocemos de la condición humana está ahí. Faltando esos 100 mts esos rostros lo expresan todo. Un aliento final los hace llegar a la meta sonrientes, sabiendo lo que acaban de lograr.

También me dediqué a escuchar los testimonios de todos, sus historias. Ninguno se quejó de la organización, nadie se quejó del recorrido, todos se sentían satisfechos. Cada uno vivió la carrera a su manera, cada uno tiene su vida, sus sueños, su experiencia. Los relatos de gente de todas las distancias que escuché en los siguientes días fue como estar en cada carrera. Varias cosas quedaron claras: una es que la Patagonia Run tiene su fama merecida; otra cosa es que el número de mujeres corredoras sigue aumentando. Las mujeres superaron al número de hombres en los 21 Km, ya no solo en los 10 Km. Una tendencia que crece y que marca el crecimiento de las mujeres en el trail running, no solo en las carreras de calle; San Martin de Los Andes se confirma como una de las ciudades más importantes a la hora de recibir corredores y vivir estas carreras. Patagonia Run Mountain Hardware, aunque sea una vez, hay que correrla. Espero volver en el 2016.